27 sept 2006

septiembre

es tan fácil a veces caer, más que caer descender, y elevarse en la más nítida, vespertina claridad. encontrarme sin previo aviso en mí y en todos, recetando esa concentración abrumadora, hasta absurda, en una sola mirada.
me despierto con los ojos secos y sé que voy a cantar estas mañanas vigentes, entonces lejanas e intangibles, sin poder amortiguar la caída, con la cuota de humedad por las nubes, y el cielo de hoy tan distante.
pero no ahora, todavía reconozco las constelaciones. ahora estamos riendo, ahora es un juego nada más. la nostalgia se hace invisible mientras cazadores huele a jazmín, y yo sigo descendiendo, hasta ser solo rumor de hojas y futuro.

6 comentarios:

las autoras dijo...

sepan ustedes
mis queridos ñoños
que esto
no es
literatura.

dense por informados.
no me importa que mi vecina me putee.

chicoverde dijo...

je, cómo si usted pudiese decidir eso, señorita

como ando ajustado de palabras (llega fin de mes) le dejó dos citas para decirle cuánto me gustó septiembre


"Ese puede ser aureo y gracioso pero por adentro se va cayendo, lo sé porque me pasa lo mismo. Lo que sucede es que clava las uñas tan bien contra las paredes que pareciera estar escalando."

"who needs reasons when you got heroin?"





la primera es mia (no voy a ser el primer cronco que se cita), la segunda es de una brillante pelicula que empieza con la letra T (adivina adivinador!)

Anónimo dijo...

renton lo dijo
the reasons?
there are no reasons
who needs reasons when you've got heroin

t de trainspotting

chicoverde dijo...

bien f!

te ganaste dos gramos extra con tu próxima compra!

Anónimo dijo...

Usé los dientes para leer Septiembre, y mucho los ojos para vivirlo. El fuego también precipita ascendente.
Al ver el cielo, un solo resorte pareciera insistir en necesitarse para el regreso a nado en impermutabilidad
descriptiva, como la rampa establecida propia y otro despertar primitivo siempre imbricado con algunos en
colores puros. Cuando hay forma se trata de retener fresca esa llegada alrededor para cuando sólo se pueda
estar consecutivamente, queriendo además ser el mensaje, el principio. Y entrar. La plenitud acelerante.
Llegando a lo más despacio. Lo hacible y yo queriendo resignarme a no encontrar eso que además trato de
decir, como si se pudiera aclarar, como si importara donde; tropezando una vez antes de la historia de lo
vivo, diciendo una cosa todo el tiempo como sin saberla, no compulsivo, sino negador de lo que niego,
correspondiendo toda intención también. El pez, su recorrido, experimenta su naturalidad sin perseguirla.
Inesperitud furiosa en el movimiento de una burbuja se debe obsequiar. Quiero también dedicarme a la
observación y a usar los pies, me llevo deciso a donde la magnificencia se envuelve en la quietud, me gustan
las hormigas más pequeñas. Todo es tácito y está muy presente. La indireccionalidad dispuesta a nutrirse
en todos los lugares que alcance, como el blanco y el negro, como saltar, como entonces el viento desde
los pulmones. Como ese viento en una caña de bambú. Como volar. Y después el lago.


Jrr Drimief.

Hélène dijo...

Hay algo en septiembre que se te pone alrededor, que te abraza, que te atrapa.

Lo leí dos veces, la primera por la novedad, y la segunda intentando interpretar esta sensación entre clálido y frío, como diría Franco de Vitta.

A ver, palabras sueltas.

Leche tibia, copos de algodón, manzanas asadas con azúcar.

Una calesita, (sí, por ahí es doble conexión y no vale en el juego)

Tobogán gigante en expojuegos, en la rural.

Lo demás son palabras suyas. Pero repito, hay algo extraño en septiembre, casi que se te pega en la piel. Gracias por eso.