aaay vos y tus psicompas.
mi amiga le hablaba de una noche en vela con fantino y sobre la historia
desvariaban a dando vueltas
por alem
sobre el zapping y la percusión
y la necesidad de inventar algo nuevo y no envejecer
sabía que era él un cajón peruano y ella se emocionó
el internet que se conecta
todos los internets se conectan nets
nosotras sabíamos
eramos un par que nos movíamos sin que se mueva un pelo de la cara
que esos eran los taxistas que necesita este país
‘taxista no, tachero’
nos corrigió.
‘el taxista es el tipo que no tenía nada que hacer y se compró un auto.
el tachero es el que tiene cemento, una tonelada de calle’
no nos corregía, rescataba su título nobiliario
a ella se le plantó un lagrimón
‘tiralo acá’ y
estiró su manito de
limosna
‘soy de las mujeres que piensan que el siglo XXI corrompió a la mujer gastronómica’.
Puedo jurar que aquél comentario no fue machista, pero sacado de juego.
tortas, todo se aclaró: estamos relegadas a la
repostería
sin poder saltar desde ahí.
ya las luces rojas de la avenida y sobre usa y la puta madre
siempre me causó gracia la corridita final para llegar
es que las piernas
y ese comentario que o me deprime
o ‘es esa gente que no se conoce hasta que no te preocupás por conocerla’
[peor pensaba en aquél cartel de star-treck y sobre las distintas generaciones, y lo actual, y aprender lo anterior de viejo (quise decir grande) y no creo en eso de no podés no conocer a]
y no es una exigencia, mami.
placeres de la vida y
presiones que explotan tu pobre cabecita
- llegamos lindas. a la catedral del fútbol. 7 pesos [y prendió la luz que no ilumina]